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domingo, 13 de octubre de 2013

Encierros de Calasparra 2013


Por vez primera, este año 2013 he asistido a los primeros encierros de mi vida. En compañía de mi cuñada, que pacientemente fue esperándome cada vez que quería disparar alguna fotillo. Debería haber visto alguna vez algún encierro, no tanto como español -que también- sino como periodista, antropólogo y bueno, tipejo curioso como pocos que soy.
Un par de horas antes de que todo comience y disparen el cohete -el pum o algo así lo llaman, le preguntaré a mi cuñada de nuevo para ser más exacto- ya hay mareas de gente llenando la calle para disfrutar del espectáculo. Hay de todo: desde ancianos más exaltados que niños, hasta chicas adolescentes en shorts con la apariencia de estar pensando "dejadme sola, que yo me vasto..."
Así que el primer paso es buscar un sitio estratégico donde plantar nuestras posaderas -o la mitad, o como puedas- sobre esos maderos. Dado que soy medio mono, con un amplio historial de subirme a árboles y edificios -y caerme de ellos y de barrancos, como todo buen zagal de campo- yo estaba encantado con estar con una pierna remetida por detrás y otra por delante.
 Cogí una pose estupenda, que me permitía inclinarme hacia la calle para disparar mientras venían los animales corriendo.
Triste de mí, cuando soltaron el pepinazo -tras lo cual tardan un par de minutos en llegar los toros- se me encaramó una "simpática" mujer - de ésas que se te cuelan por la cara con la excusa de su edad en las colas de autobús, o del cajero- por tanto, por mucho que me inclinara, no pillaba nada con la cámara.
Sentí entonces la palabra NERD tatuada en mi frente.

En cualquier caso hice lo que pude, y me quedaba el flanco izquierdo, con la llegada a la plaza de toros.
El destino lo preparó quizá así, porque cuando tuvo lugar el accidente con uno de los chicos que corrían, ocurrió justo en mi ángulo de disparo -mandé las foto a La Opinión de Murcia pero nada-.

Parece ser que uno de los machos al salir de los establos se pegó un cabezazo en una esquina -la del piso de mi hermano- y ya estaba mareado todo el camino. Poco antes de llegar a la plaza, éste mismo se giró en sentido contrario, con la mala suerte de encontrarse de frente con este muchacho, que no la tuvo de evitar el pitonazo. Aún tengo su cara de dolor grababa en la mente. He omitido esas fotos aquí, creo que no es necesario revivir eso.

Toda la gente se agolpó aunque, la verdad es que tardamos unos segundos en darnos cuenta, ya que la mayoría de toros estaban entrando ya en la plaza. Finalmente lo encaminaron correctamente y los servicios sanitarios atendieron al chico, llevándolo corriendo a la ambulancia y enviándolo a Caravaca.

Una vez dentro de la plaza -la primera vez en mi vida- hicieron su espectáculo los recortadores, y algunos pases de muleta un personaje del pueblo, a cada una de las cuales el público le aplaudía enardecido.
La mayoría de ellos eran zagales, adolescentes, pero lo cierto es que varios de ellos apuntaban buenas maneras, y buenos saltos y coraje.

Lo cierto es que aunque he ido de renacuajo a zoológicos y estoy acostumbrado a los animales y vacas, y caballos sobre todo, ver a una mole de carne semejante, con esa potencia y esa bravura es impresionante.
Todo él es impresionante, su velocidad, su potencia...yo me sentía como un niño, pero en vez de cine eran toros y en lugar de palomitas tenía mi canon.

No esperé a que acabara todo pero ví al tercer toro también de esa mañana -el segundo era más bien novillo-.Al día siguiente sería la corrida, y por otras razones no pude asistir. Tampoco estoy seguro de que pudiera ir.
Últimamente al ir a Andalucía y conocer algo más nuestro folklore me siento más atraído hacia él, llámese flamenco y toros.
He sido y soy ferviente enemigo del sufrimiento animal, y en especial del toreo. Y aunque sigo sin soportar ver sufrir a los animales, he de decir que ésta pregunta se la he hecho a todo el que dice gustarle la tauromaquia, y hay argumentos muy interesantes a tener en cuenta sobre ésto. No me puedo pronunciar claramente a favor, pero mi opinión es más equilibrada y contrastada ahora.
En cualquier caso, a lo que asistí yo, los encierros, fue emocionante verlos, y realmente daban ganas de tirarse a la calle nada más que por estar cerca de estos increíbles animales.

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